EL JUICIO COMO PRISION MENTAL

Queridos míos: Si pudieran conectar con la inefabilidad del no juicio sería tanto mas fácil para ustedes poder elevarse por encima del plano de las falsas apariencias y conectar con la pureza de aquello que tiene lugar mas allá de las formas y de la percepción; así no sentirían sensación de no sentido en el diario quehacer. La resistencia a ver en el otro los aspectos más temidos de uno mismo acarrea como consecuencia la necesidad de conectar con ello simplemente porque se le juzga y se le teme. Pero de la misma manera, y obedeciendo a un principio superior, es posible liberarse del juicio tan sólo con la intención. Si pudieran soltar aquello que no pueden comprender, podrían abrir aún más su corazón y su espectro de manifestaciones a la realidad tonal superior. Es sólo a uno mismo a quien se daña con los propios prejuicios y a nadie más. Los juicios o razones respecto a tal o cual circunstancia no obedecen más que a los propios barrotes construidos por desenfreno mental alrededor del Ser -el cual sabe internamente que esos barrotes no existen- pero mientras esa misma parte lo siga creyendo, así seguirá aparentemente sucediendo en las formas. Entonces, yendo a aspectos mas prácticos, ¿cómo se disuelve este patrón?. Volvemos al punto de incio: A traves de la intención. El perdón a uno mismo por las aparentes debilidades, entendiendo además la cantidad de factores complejos que intervienen en el proceso de cristalización y armado de estructuras que se consideran reales, es el mecanismo que da lugar a que así se manifieste. A partir del juicio se reclama aquello que ya ha sido provisto y que nunca dejó de estarlo. Por lo tanto, y en función de descartar aquello que no sólo es inútil sino que además los inmoviliza, confíen en que con un real deseo -y consabida entrega interior sin miedo- estarán activando los resultados que deberían tener lugar y manifestarse. Las aparentes desaveniencias no son sino propias proyecciones que sólo intentan una aproximacion más real y comprometida hacia la propia aniquilación de miedos profundos. Por tanto no teman, y deséense sólo el bien. Podrán ver prontamente -como consecuencia de haber corregido los propios juicios hacia uno mismo en lugar de hacia el otro- acomodamientos que se resuelven en apariencia por sí mismos, cuando en realidad son ustedes los que se permiten aceptar y se desean el bien. Hoy día, desde que se sitúa el deseo libre de miedo hasta que se manifiesta lo deseado, los tiempos se han acortado prácticamente a nada en su linealidad ilusoria. Esta transmisión tiene lugar desde el Plano Unificado. El trabajar en el dia a dia y vivenciar el presente es la forma más pura y prístina de contacto con el Ser. Con amor, Athos