Más allá de la Quinta dimensión de consciencia -y en la esfera hueca que es el planeta Tierra- habitamos sus hermanos los seres intraterrenos.
Si nos pueden o no nos pueden ver es la primera pregunta que se hace la mayoría de las personas.
Pues sí, nos vemos: somos tan reales y tangibles como ustedes mismos en su expresíon física tridimensional.
Sin embargo, para poder vernos es necesario estar alineados con la sutilísima vibración de la Quinta Dimensión. Además, debe existir un preacuerdo en el cual, el ser se ofrece voluntariamente al aprendizaje. El hombre puede o no llegar a ser consciente de este hecho: La misión detrás de las experiencias queda velada para el común de los mortales la mayoría de las veces.
También es posible que Nosotros Mismos provoquemos la situación en la que ustedes puedan vernos. Para ello "descendemos" nuestra altísima vibración a la tridimensión (Tercera Dimensión de Consciencia). Esto se da cuando existe alguna razón específica que justifique el hecho. En realidad, en la Quinta Dimensión de Consciencia todo existe por una razón; todas las formas de manifestación del Espíritu expresan la razón de ser que es conscientemente conocida por ellas mismas.
Se acerca el punto de cierre en esta parte de la historia de la humanidad en la que es imperiosa la necesidad de darnos a conocer. Esto se debe a muchas razones.
En primer lugar, obedece a un salto evolutivo planeado y consensuado del planeta Tierra.
En la medida de que lo oculto salga a la luz, se favorecerá la apertura de consciencia necesaria que propulsa el salto cuántico que se avecina.
Además, el libre albedrío del cual muy bien hacen gala, está llevándolos por una senda que es necesario modificar. Si bien, se permitió a la Tierra progresar en sus etapas evolutivas y no perecer en el Armagedón, el cambio de consciencia que supone este llamado "Despertar" o "Ascensión" , sigue operando bajo las leyes amorosamente evolucionadas a partir del libre albedrío, (estas Leyes son las que se conocen como Las Siete Leyes Universales descriptas claramente por el maestro Thot como válidas para el sistema). Por ejemplo, la Ley de Causa y Efecto. En otras palabras, una vez dado el puntapié inicial hay que atenerse a sus consecuencias, al menos en este plano denso.
Sin embargo, hoy es posible que empiecen a tomar consciencia que el cambio se puede dar. Si se apoya el cambio con la intención y no se generan resistencias, la transición puede ser verdaderamente agradable y pueden pararse por encima de las leyes aplicables al sistema.
Propulsamos desde el Intraterreno la Luz necesaria para facilitar el proceso de sutilización molecular de la masa o Ascensión personal y les auguramos buenas nuevas.
Adama, Mikos, Athos, Sitara en el Consejo de los Doce
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